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martes, 3 de junio de 2014

A puntito

El horno calentito, y los bollitos a punto de salir.
Así se podría interpretar la situación actual del nido de halcones peregrinos (Falco peregrinus). Contra la pared del cantil rocoso, sólo los reclamos de un grupo de más de 30 vencejos reales, los de unos aviones comunes, y los de algún ave forestal que no dista demasiado, forman la sinfonía rupícola en una soleada tarde de junio. Tres pollos del ave más rápida del mundo, luchan por conseguir un trozo del zorzal común que les acaba de traer uno de sus progenitores. Sin conocer la velocidad aún en sus propias carnes, siguen con atención todos los movimientos de sus padres, y cualquier vuelo cercano a su pared, bastará para que los jovenzuelos reclamen insistentemente con esos penetrantes chillidos. Poco tiempo les hace falta para convertir a un melodioso pájaro, en trozos de carne que les permitirán siguiendo crecer. Es la naturaleza.
Conclusa la pitanza, uno de los pollos ejercita sus alas con energía. Están sanos, muy emplumados ya, y probablemente en pocos días les pueda ver dar sus primeros vuelos.
Tanto las fotografías como las observaciones se realizaron a una distancia prudente con óptica potente (telescopio más zoom de cámara), por lo que en ningún momento se causa molestias a esta familia.

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