Los amigos del blog son:

lunes, 16 de enero de 2017

Mono de grulla

La pasada temporada tuve una experiencia inolvidable. Cada noche me encamaba al borde de una laguna manchega donde invernaron del orden de 2000/2500 grullas (Grus grus). Todas las tardes entre octubre y febrero, lejanos "grús-grús" aumentaban de volumen a medida que las difuminadas líneas de grullas se acercaban para acabar sobrevolándome a la par que dejaban caer patas y cuello para perder altura y terminar posándose en el fango cubierto por una lámina de 15 cm de agua. Allí podían dormir tranquilas. Si cualquier posible depredador nocturno intentaba acercarse, el ruido del chapoteo del agua las avisaría con antelación suficiente para huir. Lo podéis recordar aquí.
Pero ahora cambié de habitación. Encamo al pié de la Sierra de San Pedro. Y en este paraje, aunque no están lejanas, noescucho grulla alguna. Pasaron las semanas desde que me enterara de que ya andaban por la península, y casualidad o no, aún no había oído ni un simple "grú".
Había que ponerle remedio, y comenzado el año quedé para ir bien acompañado a ver miles de grullas. Estuve haciendo algún video de mala calidad de sus comportamientos. Ayer por contra, mi objetivo no eran las grullas, pero Extremadura, es ese sitio donde cualquier rincón es bueno para ver cualquier bicho. Y si pocos kilómetros antes veíamos las evoluciones de un águila imperial ibérica acondicionando su nido, en el atardecer, disfrutamos de la recogida de las grullas. Un par de ellas, se acercaron algo más que el resto con el sol ya bajito. Os dejo un instante de un gran día con la Asociación Fotográfica Photones, a quien agradezco la confortable compañía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario